04 septiembre 2010

De lo que piensa Lorena antes de dormir.

No creo poder, pero lo hago. Cada día es un desafío, soy el desafío de mi misma.

Los laberintos recónditos a los que temo llegar, impulsada por la ansiedad y el interés de un día concebirme completa, absoluta y sincera.
Que quiero tocar el cielo, la tierra, tus dedos.
La realidad se divisa en un escenario pesimista, de una sátira burda y desmesurada:
-diferencia-risa
-razonamiento-son-risas.
-trasnferencia-trasncurrir No morir.
Entonces, después de veinte pausas ancladas, se rasgan los vestidos del destino, de las comisuras de mis labios se extienden las palabras y mi sombra, que tiende a desaparecer.
Todo tiende a desaparacer-desvanecer.
No es sabor espeso, es el peso de la cobardía, de la premura de olvidar y curar la autocompasión; cuando él, cuando la luz se fragmenta, cuando tú, cuando lo que no tiene promesa.
Tengo veinte ciclos y un par de convicciones (en las que me detengo antes de partir).
Él y tú.

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